Cuando vivo experiencias (desde tomar un rico café en casa, a ir a un espectáculo o viajar a algún sitio esperado) no suelo pensar en las fotografías que debo realizar para inmortalizar en un montón de bytes que poder tener para siempre. Simplemente disfruto del momento.
Y eso a veces irrita a las personas de mi alrededor que comparten esa experiencia, y quieren inmortalizarlo en su perfil "personal" de cualquiera de las tres o cuatro redes sociales en las que se encuentra registrado, sino en las cuatro. Eso hace que mi disfrute disminuya, ya que me veo obligada a posar para inmortalizar momentos para la codicia de otras personas. Las conversaciones sobre temas esporádicos dejan de fluir para centrarse en cómo exponer de forma más exitosa ese momento en las redes.
Aunque no son los culpables... es la evolución que ha tomado todo esto, porque quien no expone, no existe. Y en general a la gente le gusta existir... aunque sacrifique cosas tan importantes como la intimidad.
SOLUCIÓN: Voy a transformar este sitio en un blog de opinión personal, donde expresar ideas viajeras que pasan en mi mente, y quizás a alguien sirvan. O no. Porque yo también tengo necesidad social de existir, pero sobre todo de expresarme, y este tipo de textos y reflexiones ya no tienen cabida en otros lugares, ya que ahora acotan el espacio de expresión. Y cuando alguien ve un texto extenso no lo lee y desliza el dedo hacia abajo.
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